CASTILLO DE MONTEARAGÓN

El castillo de Montearagón está ubicado en la cima de un monte redondo y elevado llamado monte Aragón que dio nombre al castillo-abadía. Fue concebido como un conjunto arquitectónico fortificado, compuesto de castillo con viviendas militares intramuros y además albergó en su interior una rica iglesia y monasterio real. Fue fundado y construido por Sancho Ramírez de Aragón en estilo románico, su residencia y lugar de cortes hasta su muerte, acaecida en la toma de Huesca. La abadía canónica bajo el nombre de abadía de Jesús de Nazaret de Montearagón estuvo siempre bajo la regla de san Agustín y con el patronazgo real fue uno de los monasterios más notables de la Edad Media. En el siglo XII ciento cuatro iglesias y villas estaban bajo su jurisdicción. Sus monjes tenían escaño en las cortes del reino de Aragón.

La función militar del castillo concluyó entre la toma de Huesca y el fin de las guerras hispano-árabes en la península pero la del abadiato continuó por cerca de 750 años.

Tras las campañas iniciales de su padre Ramiro I de Aragón, desde el Condado de Aragón y Reino de Pamplona sobre la Taifa de Zaragoza, este castillo-monasterio formará parte constituyente de los orígenes de la Casa Real de Aragón. También por designios del monarca, en sus aledaños se construyó la villa de Montearagón que en su primer uso y función alojaba los ejércitos del rey, situaba así Sancho I todo este baluarte cristiano cerca de Huesca.

ENTERRAMIENTOS REALES
En este castillo monacal fueron enterrados varios reyes aragoneses, como el fundador del castillo Sancho Ramírez de Aragón muerto por una saeta a 4 de junio de 1094 durante el sitio de Huesca. En 1095 fue trasladado a San Juan de la Peña.

La Iglesia de San Pedro el Viejo alberga desde hace siglo y medio el sepulcro de Alfonso I de Aragón el Batallador,​ rey de Aragón y de Navarra, muerto en septiembre de 1134 durante la batalla de Fraga, quien fue enterrado inicialmente el mismo año en el monasterio de Jesús Nazareno de Montearagón.

Los restos del Batallador no fueron conducidos hasta el panteón real del Monasterio de San Juan de la Peña donde reposaban los restos de su hermano Pedro I de Aragón, su padre Sancho Ramírez de Aragón y su abuelo Ramiro I de Aragón, el fundador de la dinastía, hijo natural del rey navarro Sancho III el Mayor.

El tercer sepulcro real fue del infante Fernando, hijo del rey Alfonso II de Aragón y de Sancha de Castilla que había sido abad de Montearagón y falleció hacia 1250. Junto a este, el de una infanta de pocos años.

HISTORIA
Según consta en el Concilio de Jaca y otros documentos de la época, Ramiro I de Aragón había obtenido victorias y hecho vasallos y tributarios a algunos reyes musulmanes de Huesca, Zaragoza, Lérida y Tudela.

Previamente al proyecto del Castillo Abadía de Montearagón, su hijo, Sancho Ramírez de Aragón había reconstruido los castillos de Marcuello, Loharre y Alquézar en el territorio de Huesca.

Desde estos baluartes Sancho I inició una nueva ofensiva a los musulmanes de la Taifa de Zaragoza para cercar y tomar la ciudad fortificada de Huesca y expandir su reino.

Con el bagaje dinástico, un nuevo emplazamiento fue estratégicamente seleccionado por el rey para preparase en la reconquista de «Oscha» una ciudad que contaba con noventa torres musulmanas llamada «Wasqa».

CONSTRUCCIÓN Y DOTACIONES DEL CASTILLO ABADÍA REAL
En el mes de mayo de 1085 estaba el rey Sancho acampado en este monte según se desprende de un documento del archivo de Roda. Días antes del mes de mayo de 1086 había comenzado a construirse el Castillo de Montearagón y en su interior la iglesia de Jesús Nazareno e intramuros casas habitación para la primera guarnición de soldados. En el mismo mes y año del inicio de las obras y como primera donación que hicieran a esta iglesia el rey Sancho y su hijo el príncipe D. Pedro le dieron el lugar de Quicena, situado al pie del monte, excepto dos heredades prometidas, una a Sancha de Aragón, su hija y prepósito del Monasterio de San Pedro de Siresa, y a Fortunio Ariol dio la villa de Quicena. Asignó también las décimas y primicias de la nueva villa que se fundase en este monte.

La villa de Montearagón fue fundada por el propio rey para alojar sus tropas y existió como villa del castillo hasta parte del siglo XV, llegando a incluir una judería. La villa fue poblada por los soldados del rey y este les concedió los términos de Miquera, Cellas, Alborge y Piazols, pertenecientes a la ciudad de Huesca, en 1102 fueron restituidos por el rey Pedro I de Aragón ante una Concordia entre el obispo de Huesca y el segundo Abad de Montearagón, Eximino. La construcción simultánea de castillo e iglesia Abadía finalizó a principios de 1089 y este año, trasladó al abad o prepósito y canónigos regulares de san Agustín desde las iglesias de san Salvador y de san Pedro de Loarre. Este año ganó la villa y Castillo de Monzón.

Finalizado, donó y anexó a la abadía todas las capillas reales que había en Aragón y Navarra con sus derechos y pertenencias, lo que supone una idea regia de establecimiento de residencia en Montearagón. Urbano II mediante una bula confirma al abad, a los regulares y las donaciones anteriores y futuras hechas por el rey, se pone a la abadía bajo la jurisdicción directa de roma, excluyéndose la elección de abad que se haría mediante el voto de la congregación y sanción real.

FERNANDO I DE ARAGÓN Y LA REVUELTA DE JAIME II DE URGEL
En 1413, durante la Revuelta del conde de Urgel, las tropas mercenarias de Basilio de Génova y Menaut de Favars, al servicio del revolucionario Antón de Luna, atacaban los alrededores de Huesca tomando el castillo, donde se izaron los pendones de Jaime II de Urgel, aunque finalmente fue recuperado por Fernando I de Aragón.

Fernando I de Aragón concedió tres privilegios en 1414. En el primero confirmó todos los de sus predecesores. En el segundo dio patronazgo y protección real. En el tercero confirmó el privilegio de libertad y franqueza de las cargas y tributos reales concedido por Pedro I de Aragón a los pobladores de la Azuza.

INCENDIO DE LA IGLESIA EN 1477
La noche del 14 de septiembre de 1477 se declaró un incendio que quemó el altar, el coro, el órgano, libros, ornamentos y parte de las reliquias. Se quemó también el retablo mayor, compuesto de pinturas de santos sobre tablas, salvándose la imagen central de Jesús Nazareno. El nuevo retablo se hizo de alabastro fino acabándose en 1495 y como autor se supone a Damian Forment que poco después hizo el de la catedral de Huesca.

https://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_Montearag%C3%B3n

Imágenes: Danybum