CASTILLO DE MUR

El castillo de Mur es un ejemplar importante de la arquitectura civil del siglo XI situado en el municipio español de Castell de Mur, en el Pallars Jussà de la provincia de Lérida.

A su abrigo hubo el pueblo castrense de Mur, abandonado desde muy antiguo, al que pertenecía la iglesia de Santa María de Mur. Se trata de un notable poblado alto medieval, con restos de muralla ciclópea y numerosos restos de suelos de habitación tallados en la roca.

Por su arquitectura y estado de conservación el Castillo de Mur se ha convertido en el emblema de los Castillos de Frontera de los condados catalanes.

HISTORIA
Documentado desde el año 969 en un documento perdido, pero citado por el Padre Villanueva en su Viaje literario a la Iglesias de España, fue uno de los castillos que estuvo en posesión de Arnal Mir de Tost. Este noble de Urgel fue quien tomó la iniciativa en la nueva organización territorial de la frontera y a quien Ramón IV de Pallars cedió en feudo el castillo como dote cuando en 1055 se casa con Valença, hija del conde. A la muerte de Arnau Mir de Tost, la posesión del castillo y territorio regresó al conde del Pallars en virtud de su testamento, dado al siguiente conde de Pallars, que fue su nieto.

Los años sucesivos, sus dominios crecieron de tal manera que pronto se añadieron más fortalezas como los castillos de Guardia, Estorm, Moror, l’Alzina y Puigcercós.

Al morir Arnau Mir, entregó sus posesiones a su hija Valença, y a su nieto Arnau. A partir de aquí, las siguientes generaciones continuarían haciendo crecer el patrimonio heredado. Continuó en manos de los condes de Pallars, hasta que, más adelante, en su época más esplendorosa, perteneció a la familia Mur, que tenían el centro de su baronía.

DESCRIPCIÓN
El castillo de Mur se alza junto al antiguo monasterio de Santa María, una colina risco sobre la Noguera Pallaresa, en la entrada de la Conca de Tremp. La construcción, de planta triangular, con los ángulos redondeados y el lado suroeste ligeramente curvado, conserva excepcionalmente enteros los muros perimetrales. Toda la obra es apareada con un aparato pequeño y regular, característico del primer románico, aunque algunos elementos -como el basamento de la torre- han hecho pensar en el aprovechamiento de construcciones anteriores. Actualmente se conserva dentro del recinto, adosada al muro de levante, la torre maestra, de planta circular y unos 16 m de altura, dividida en cuatro pisos y con ventanas aspilleradas. En el extremo opuesto, en el ángulo menor del triángulo, se alza una bestorre, formada por un muro transversal que apoya en los laterales mediante una gran arcada de medio punto. A lo largo de los muros se abren algunas aspilleras, así como unas aberturas ciegas de medio punto, la función de las que nos es desconocida. En el muro suroeste hay, a media altura, el portal de entrada. La cara interior del muro muestra señales que han hecho pensar en la posible organización de algunos sectores del edificio mediante vigas de madera.

La estructura arquitectónica del castillo es muy simple y consta de un perímetro amurallado, de planta en forma de nave, que dispone de una única puerta de acceso al sur. El recinto tiene 31 m de longitud y la muralla, de 1 m de grosor, tiene una altura que varía entre los 14 y los 18 m. Forma un triángulo rectángulo algo irregular debido a la roca sobre la que se encuentra, con los ángulos redondeados.

El extremo más estrecho del castillo está culminado por una cámara triangular altura encima de la muralla, que hace una especie de torre, vista del exterior. Esta parte del castillo fue restaurada en 1986. En el otro extremo, que es el más ancho, está la torre del homenaje. Se trata de una magnífica torre redonda, exenta y emplazada en el sector este del castillo. Presenta un tipo de aparato en la base, datable en el siglo X, y otro de sillar pequeño y regular en la parte superior, datable en el XI.

El castillo presenta una sola puerta de entrada, abierta a poniente, pero presenta algunas ventanas de un solo derrame, haciendo de aspillera, a bastante altura de la muralla y los pisos superiores de la cámara del extremo norte y de la torre redonda. Algunas de estas aberturas son también letrinas.

La disposición interior del castillo, que no presentaba ninguna otra edificación notable, pero sí alojaba diferentes tipos de dependencias del castillo.

LEYENDA DEL BOSQUE QUE CAMINA
Pep Coll, el escritor de Pessonada, recoge una leyenda sobre el castillo de Mur. Como muchas leyendas de todo el país, se sitúa en el tiempo de los moros. La espléndida fortaleza del castillo de Mur era, hace años y años, el centro del dominio de los moros en la Conca de Tremp. Los cristianos habían acosado la fuerza un montón de veces, sin salirse nunca, del intento de conquistarla: la montaña es tan calva de vegetación, que, llegaran por donde llegaran, los infieles del castillo de Mur los veían venir a la legua.

Un buen día, a uno de los cabecillas cristianos -quizás al mismo Arnau Mir de Tost, pero esto la leyenda no lo dice- se le ocurrió una estratagema para poder sorprender a los ocupantes de Muro: el ejército cristiano se camufló cubriéndose de ramas de árbol y de arbustos, y, muy poco a poco, fueron subiendo montaña arriba, acercándose al castillo. La hija del rey moro observó algo raro, y pidió a su padre que como era que las matas caminaban; el rey moro, confiado, no le dio ninguna importancia, atribuyendo al viento de puerto, que cuando sopla lo hace con mucha fuerza, lo que había visto a su hija. De esta manera los cristianos pudieron conquistar el castillo de Mur.

https://ca.wikipedia.org/wiki/Castell_de_Mur_(castell)

Imágenes: Ainhoa, Victor Jané.