REAL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE POBLET

El Monasterio de Poblet es un monasterio de la orden del Cister fundado 1150.

Está situado al pie de las montañas de Prades, en la comarca de la Conca de Barberà. Poblet constituye un impresionante conjunto arquitectónico y se puede contar entre los conjuntos monásticos más importantes de Europa. Desde la edad media es un importante referente simbólico de los países de la antigua Corona de Aragón.

Desde el reinado de Pedro el Ceremonioso y durante los siglos XIV y XV se convirtió en el panteón real de los soberanos de la Corona de Aragón, aunque también acoge las tumbas de algunos monarcas anteriores, otros individuos de la familia real y de diferentes linajes nobiliarios.

HISTORIA
El Real Monasterio de Poblet fue fundado el 18 de agosto de 1150, cuando Ramón Berenguer IV, una vez terminada la conquista de Lleida a los sarracenos, quien dio a la abadía de Fontfreda unas tierras de la Conca de Barberà, porque establecieran un monasterio cisterciense.

Esta donación tenía una finalidad doble: una espiritual (crear un foco de cristianización en tierras conquistadas a los sarracenos) y una económica (cultivar tierras baldías y abandonadas). El nuevo monasterio debía ser un lugar de trabajo y oración. Por lo tanto, en 1151 un pequeño grupo de monjes llegó a Poblet y en 1153, una vez conquistados los últimos reductos sarracenos de Prades y Siurana de Prades, doce monjes tomaron posesión de las tierras. Se acababa de establecer la comunidad. La nueva comunidad comenzaron la construcción de la iglesia, que siguiendo la tradición mariana de la Orden, fue consagrada a Santa María.

El patrimonio inicial del monasterio se incrementó con nuevas donaciones del mismo
Ramón Berenguer IV, así como de hacendados y señores que cedían bienes y tierras a la comunidad a cambio de ser considerados “familiares” del monasterio, participar de los bienes espirituales y ser enterrados en él.
El señorío de Poblet llegó a ser el más extenso de Cataluña, tras el de los duques de Cardona.Incluía seis baronías (la abadiat, Prenafeta, Segarra, Urgell, Algerri, las Garrigues y la de Quart de Poblet en Valencia),treinta y cuatro pueblos y treinta y siete aldeas, varias granjas y cinco prioratos, así como beneficios en varias iglesias. Además incluía derechos de pasto para los rebaños en la Cerdanya y el Berguedà, y de pesca en Empúries y al lago de la Pineda, cerca de Salou (este último derecho es importante, si tenemos en cuenta la abstinencia de carne de la Orden).

El rey Alfons II, el cast, (1172-1196) hizo numerosas donaciones para las obras y fue una pieza clave para el futuro del monasterio, hasta el punto que decidió ser enterrado en Poblet y, a su muerte, entregó al monasterio su corona real y las tierras reales de Vinaròs y Palomera (Lleida). Su nieto, Jaume el Conquistador, continuó agrandando el monasterio. En 1232 revocó su decisión previa de ser enterrado en Sigena (Aragón), lugar de sepultura de su padre Pedre el Católic y optó por Poblet. Además, en su testamento, entregó al monasterio cinco mil maravedíes, su cinta de oro, ochocientos kg en cubiertos de plata, piedras preciosas y anillos, y su capilla oratoria personal. Además, le hizo donación de muchas posesiones, villas y castillos, en parte fruto de sus conquistas.

Ponç de Copons, abad de Poblet entre en 1316 y en 1348, promovió importantes remodelaciones en el monasterio y en este periodo se construye el cimborrio (anterior a 1339), las bóvedas de la nave del sur y las capillas orientadas al norte del iglesia. Han quedado rastros de aquellas transformaciones con la presencia de su emblema: un copón.

El rey Pere el Cerimoniós lo protegió, enriqueció y convirtió en símbolo de la dinastía y del mismo estado, al tiempo que quiso tener una fortaleza entre Lleida y Tarragona. Con esta intención, lo fortificó, levantándo murallas con doce torres de defensa y portales de fácil protección, y tuvo la firme voluntad de terminar definitivamente las obras de construcción del cenobio. Regaló su colección de libros de historia a la biblioteca del monasterio con la condición de que se esculpiese su escudo con las armas reales.

Se hizo enterrar allí y lo convirtió en el panteón de la Corona de Aragón. Su hijo, Martí el Humano, también residió alllí a menudo y se hizo construir un Palacio, situado en la entrada del recinto amurallado, cerca de la monumental Puerta Real.

Los reyes de la dinastía Trastámara también cedieron privilegios a Poblet y le hicieron numerosas donaciones. Así, el rey Fernando de Antequera que visitó Poblet varias veces se acordoó de ello en su testamento.
Su hijo, Alfonso el Magnánimo, envió desde Nápoles dos cofres con ornamentos para la iglesia y le otorgó una asignación anual de cien florines de oro.

El rey Juan II hizo enterrar a su hijo, Carlos de Viana, en Poblet, así como sus esposas. Al quedar viudo por segunda vez, dio al monasterio cien sueldos anuales para celebrar una misa perpetua, y en su fastuoso entierro tuvieron que empeñar sus joyas. Fue la última sepultura real en Poblet, ya que su sucesor, Fernando el Católico, ya no está enterrado en él. Sin embargo, el Rey Católico fue un gran benefactor del monasterio y, en 1509, le dio el santuario del Tallat como priorato.

La nobleza catalana también hizo donaciones al monasterio y, en un buen número de casos, decidió enterrar a ellos. Entre las estirpes nobiliarias que tuvieron el panteón familiar en Poblet destaca la de los duques de Cardona, que en la época moderna ejercieron de patrones del cenobio.

A lo largo de los siglos, Poblet fue un importante núcleo de poder temporal, protegido tanto por los reyes de la Corona de Aragón como por los nobles catalanes, que actuó como un potente señor feudal hasta el fin del Antiguo Régimen. Exageradamente, pero también significativamente, se decía que su abad podía desplazarse desde los Pirineos hasta Valencia sin salir de los propios dominios.
En efecto, gracias a las donaciones de reyes y nobles, el cenobio llegó a tener, en su momento de máximo esplendor (siglos XIV y XV), jurisdicción sobre siete baronías y setenta pueblos y aldeas, y facultado para nombrar alcaldes de una decena de villas. Además, Poblet llegó a tener una cierta influencia y peso político, destacando los abades Juan Payo Coello y Francesc Oliver de Boteller, que fueron presidentes de la Generalitat en los siglos XV y XVI. Poblet también fue un foco de cultura, con una rica biblioteca, agrandada por los monarcas y los duques de Cardona (Pere Antoni d’Aragó), y un escritorio para la copia de libros. De entre los volúmenes que salieron en ella destaca el manuscrito más antiguo de los conservados de la Crónica de Jaume I, hecho copiar por el abad Copons en 1343.

El Real Monasterio de Santa Maria de Poblet

EL PANTEÓN REAL Y OTRAS SEPULTURAS
La iglesia mayor de Poblet (Santa María) y otros lugares del monasterio sirvieron de lugar de enterramiento de monarcas, niños y otras personas de la Corona de Aragón, de miembros de otras importantes estirpes nobiliarias, de abades y monjes del monasterio y de otras personas destacadas.

Entre los dos pilares inmediatos al altar mayor está el Panteón Real, situado sobre dos grandes arcos rebajados, uno al lado de la Epístola y el otro al del Evangelio. El resto de sepulturas de la familia real están en la cripta-osario o repartidas por el interior del templo, como por ejemplo, la del príncipe de Viana, situada a la derecha de la entrada principal.

Entre las estirpes nobiliarias que escogieron Poblet como panteón destaca la de los Aragón-Cardona.

La lista elaborada por el gran historiador del monasterio Jaume Ventanas (1751) es un punto de referencia ineludible, ya menudo único, para conocer la identidad de las personas enterradas en el monasterio y la ubicación original de sus sepulcros.

Panteón Real
Pedro el Ceremonioso, de acuerdo con el abad Copons, decidió en 1340 convertir Poblet en panteón oficial del Casal de Aragón. En los años siguientes el rey encargó las obras, que siguió de cerca, maestro Aloi, a Jaume Cascalls y también a Jordi de Dios, algunos de los mejores escultores del país, que por voluntad del monarca obraron los sepulcros con el más fino alabastro de Cataluña, el de las canteras de Beuda.
En los magníficos sepulcros, las figuras yacentes tenían los pies leones, símbolo de fuerza y ​​poder, mientras las reinas tenían perros, símbolo de fidelidad y lealtad. Los sepulcros estaban originalmente cubiertos por baldaquinos de madera dorada y decorados, por el interior, con una representación del cielo y el firmamento, que no han sido reconstruidos.
Los sepulcros de este panteón contienen los restos de las siguientes personas reales:

Arco del lado de la Epístola (derecho) del Altar Mayor
1. El Rei Alfons el Cast (part de les restes són a Santa Maria de Vilabertran).
2. El Rei Joan el Caçador.
3. Mata d’Armanyac, primera esposa del rei Joan.
4. Violant de Bar, segona esposa del rei Joan.
5. El Rei Joan el Gran.
6. Joana Enríquez, segona esposa del rei Joan.

Arco del lado del Evangelio (izquierdo) del Altar Mayor
1. El Rei Jaume el Conqueridor.
2. El Rei Pere el Cerimoniós.
3. Maria de Navarra, primera esposa del rei Pere.
4. Elionor de Portugal, segona esposa del rei Pere.
5. Elionor de Sicília, tercera esposa del rei Pere.
6. El Rei Ferran d’Antequera.

Fora dels arcs reials
1. El Rei Alfons el Magnànim. (*)
2. El Rei Martí l’Humà.
(*) Traslladat des de Nàpols per Pere Antoni d’Aragó el 1671.

Otras tumbas Reales
· Pere d’Aragó, infant d’Aragó, fill del rei Pere II el Gran.
· Joana de Foix, esposa de l’infant Pere d’Aragó, comte de Ribagorça i de Prades.
· Joana d’Aragó, filla del rei Pere III i esposa del comte Joan I d’Empúries.
· Altres quatre infants, fills del rei Pere III
· Joana d’Aragó, filla del rei Joan I i esposa del comte Mateu I de Foix.
· Altres quatre infants, fills del rei Joan I.
· Maria de Luna, reina d’Aragó, primera esposa del rei Martí I.
· Pere d’Aragó, duc de Noto, fill del rei Ferran I. (*)
· Enric d’Aragó, comte d’Empúries i senyor de Sogorb, fill del rei Ferran I, amb les seves esposes Caterina de Castella i Beatriu Pimentel.
· Beatriu d’Aragó, filla del rei Ferran I de Nàpols, reina d’Hongria, esposa de Maties I d’Hongria i de Ladislau II d’Hongria. (*)
· Maria d’Aragó, filla del rei Joan II.
· Carles de Viana, príncep de Girona i de Viana, fill del rei Joan II.
· L’infant Joan d’Aragó, príncep de Girona, fill del rei Ferran II.
· Alfons d’Aragó, duc de Vilafermosa i comte de Ribagorça, fill il·legítim del rei Joan II d’Aragó.
·Enric d’Aragó, nét del rei Joan II d’Aragó.
(*) Traslladats des de Nàpols per Pere Antoni d’Aragó el 1671.

Panteón dels Aragó-Cardona
El linaje de los Aragón-Cardona, descendiente de los Trastámara catalanoaragoneses, también ubicó sus panteones familiares en la iglesia de Poblet. Este panteón, del siglo XVII, estaba situado originalmente bajo los arcos del Panteón Real, pero con la restauración sus restos, muy dañadas, fueron trasladadas a la capilla llamada de las reliquias. En este panteón fueron sebollida las siguientes personas:

Alfons d’Aragó i Sicília, besnét del rei Ferran d’Antequera, i la seva esposa Joana III de Cardona.
Guiomar d’Aragó, rebesnéta del rei Ferran.
Alfons d’Aragó i Cardona, rebesnét del rei Ferran.
Joan d’Aragó i Sicília, besnét del rei Ferran.
Enric Folc de Cardona i la seva segona dona Catalina Fernández de Córdoba-Figueroa y Enríquez de Ribera.
Lluís Folc de Cardona, comte de Prades i la seva esposa Ana Enríquez de Cabrera.
Pere Antoni d’Aragó.
Joaquim d’Arago, duc de Cardona i la seva mare M. Teresa de Benavides.
Caterina d’Aragó.
Luis Francisco de la Cerda y Aragón.
Francesc Pau de la Cerda.
Ana Fernández de Córdoba, duquessa de Feria.
Diego Fernández de Córdoba i la seva esposa Joana Folc i Aragó, amb els seus fills Brianda, Magdalena i Francesc.
Enric d’Aragó, Infant Fortuna, i la seva esposa Guiomar de Portugal.
Ambrosi d’Aragó i Sandoval.
Antoni d’Aragó Castro, canonge de Córdoba.
Francesc Ramon I d’Aragó i de Cardona i Ángela de Cárdenas.
Vicenç d’Aragó i Cardona.

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LEYENDAS DEL MONASTERIO

1. Leyenda de la fundación del monasterio
En el siglo XII se instaló en una vieja ermita pequeña y medio ruinosa en un bosque al pie de las montañas de Prades un solo ermitaño, de nombre Poblet. El rey moro de Siurana de Prades, Almemoniz, propietario de las tierras, lo hizo prisionero tres veces, pero tres veces el viejo ermitaño desapareció milagrosamente de la prisión. El musulmán, desconcertado, pensó que era un mensaje divino. Así que prohibió a sus hombres molestar el monje para que pudiera rezar en paz.

El rey moro de Lleida se enteró y lo consideró una muestra de debilidad. Entonces envió un pelotón de soldados que lo capturaron y lo encerraron en una mazmorra. Pero Poblet escapó tres veces más de aquella prisión leridana. Así, el rey moro de Lleida también le concedió la libertad al ermitaño.

El conde Ramon Berenguer IV se puso secretamente en contacto con Poblet, y le pidió ayuda en la reconquista de aquellas tierras al musulmanes. La ermita del monje Poblet sirvió de base desde donde atacar el reino moro de Siurana. Los cristianos consiguieron vencer y expulsaron los sarracenos.

Ramon Berenguer IV, agradecido a Poblet, quería reconstruir de nuevo aquella ermita y agrandarla. Pidió a doce monjes cistercienses procedentes de la Abadía de Fontfroide que se instalaran allí bajo la tutela del nuevo abad Poblet, que también dio nombre al monasterio. Así termina la leyenda y comienza la historia del Monasterio de Poblet.

2. Leyenda del rey y el abad
Cuenta una leyenda, que durante un viaje a Barcelona, ​​el rey Felipe I de Aragón pasó la noche en Arbeca. Tal como era costumbre, envió un mensajero al lugar donde dormiría la noche siguiente, en aquella ocasión el Monasterio de Poblet, para avisar a su anfitrión.

Cuando llegó el mensajero, pidió por el abad de Poblet, por entonces Francesc Oliver de Boteller (en ese momento presidente de la Generalidad de Cataluña). Cuando le comunicó que venía de parte del rey de España, le dijo: “No lo conozco!”. El mensajero no entendió nada, como se atrevía un monje enfrentarse con el monarca más poderoso del mundo? Nuevamente le comunicó que al día siguiente llegaría el rey, pero el abad Oliver nuevamente exclama: “No lo conozco!”.

El mensajero regresó a Arbeca, donde se aplazaba Felipe II. El sirviente entró en la cámara real y, con la mirada baja y temerosa, explicó al rey lo sucedido con el abad de Poblet. El rey Felipe se limitó a decir: “Mañana, de madrugada, vuelve a él y anuncia la llegada del conde de Barcelona”.

Al día siguiente el mensajero llamó a la puerta de Poblet y pidió por el abad, al que le dijo: “Os anuncio la llegada para mañana de Su Majestad el conde de Barcelona”. El abad respondió solemnemente: “Las puertas del monasterio se abrirán de par en par para recibirlo con todos los honores que le corresponden”. El abad Oliver hizo recubrir los pomos de la puerta con oro, es por eso que se le llama Puerta Dorada.

3. Leyenda del abad de Poblet y el emperador de China
Cuenta una leyenda, que un día el rey Jaime recibió un mensaje del emperador de China.
Al tratarse de alguien tan importante, quiso enviar alguien de confianza. Es por eso que envió el abad de Poblet al Lejano Oriente.

Una vez llegado al palacio imperial, el gobernante chino le mostró todas las riquezas y sabiduría que tenía al reino. El padre abad, viendo la poca humildad del emperador, quiso darle una pequeña lección:

-Habéis de saber, señor emperador, que el rey Jaime, mi señor, vive en una ciudad levantada encima del agua y toda rodeada de fuego. Esta ciudad está hecha con ojos de serpiente e hígados de ternera y la construyeron los gallos y los conejos. Debéis saber, también, que la tal ciudad está gobernada por lechones y que los muertos se pasean por las calles. La tal ciudad es un río sobre el que hay un puente y por encima del puente pastan más de cien mil cabezas de ganado.

El emperador quedó boquiabierto. Se dice que el abad le había explicado la ciudad de Barcelona de forma enigmática y fantástica:

 · Levantada encima del agua (según la tradición, Barcelona está construida encima de una rambla o arroyo llamada “Río de Bajo” o “de Sta. Eulalia”)
 · Cercada de fuego (las murallas de la ciudad estaban hechas de piedra de hoguera de Montjuïc)
 · Hecha con ojos de serpiente e hígados de ternera (los edificios más antiguos estaban hechos de un granito llamado popularmente ojos de serpiente o hígado de ternera)
 · La construyeron los gallos y los conejos (dos importantes familias de constructores de la época eran los Gallo y los Conejo, Gall y Conill en Catalán)
 · Gobernada por lechones (una antigua tradición medieval calificaba los barceloneses de lechones y la ciudad era gobernada por el Consejo de Ciento, formado por nobles barceloneses -o nobles porcells- o nobles lechones)
 · Los muertos se pasean por las calles (había una familia prestigiosa llamada Mor, muerte)
 · Es un río sobre el que hay un puente (Barcelona, ​​al estar construida sobre el cauce de un río, haría de puente imaginario)
 · Por encima del puente pastan más de cien mil cabezas de ganado (toda la superficie de la ciudad cabían exactamente cien mil cabezas de ganado).

Se dice que este enigma que dejó boquiabierto al emperador chino es el origen de la expresión catalana engañar como a un chino.

Nota: El llegendari de Poblet fou recollit per Jaume Ramon i Vidales (1910), Eduard Toda i Güell (1922 i 1935), Joaquim Guitert i Fontserè (1937), Manuel de Montoliu (1945), Joan Amades (1947) i Eufemià Fort i Cogul (1979).

https://ca.wikipedia.org/wiki/Reial_Monestir_de_Santa_Maria_de_Poblet

Imágenes: wsrmatre, Josep Renalias, PMRMaeyaert,

Plano: Papix.

claustro de santa maria de poblet