CASTILLO DE MONZÓN

El Castillo de Monzón en la provincia de Huesca, es la población aragonesa del mismo nombre (Monzón) a 65 km. de su capital sobre una escarpada colina de unos 370 m de altitud, rodeado por los ríos Sosa y Cinca, se alza el imponente castillo templario, de origen musulmán (árabe Siglo X). Pasa a manos cristianas en 1089 al ser conquistada la población por Sancho Ramírez. En 1143 el castillo es cedido a la orden del Temple y es completado con la adición de murallas, torres, caballerizas, refectorio y dormitorios. El rey Jaime I residió durante su niñez en la fortaleza protegido por los templarios.

En 1309, al darse la orden de disolución del temple, el castillo es asediado por el ejército de Jaime II hasta que capitula.
Los Caballeros del Temple lo convirtieron en una de sus fortalezas más poderosas, no en vano, cuando la orden fue atacado resistió heroicamente, siendo el último en caer en la corona de Aragón.

EL CASTILLO
Para acceder a la fortaleza se debe subir por una empinada calle desde el centro del núcleo urbano. La edificación es de grandes dimensiones, se sienta sobre un montículo de cima explanado, de planta triangular y bastante irregular, de unos 125 metros de longitud en su eje máximo. Es un castillo cuyo origen debe buscarse en Tierra Santa y en Inglaterra, responde al prototipo de castillo-convento, habitual en las órdenes militares.

Una vez arriba de la colina, se accede por el lado oriental. Esta es la parte más moderna (siglos XVII y XVIII), formada por grandes muros de ladrillo, garitas angulosas, baluartes por piezas artilleras y series de aspilleras para fusiles. Más adelante uno se encuentra con la entrada, defendida con un puente que cruza la fosa.

Dentro del conjunto, los edificios medievales se han conservado en mejores condiciones. Entre todos ellos, destaca la torre de Santiago y en la derecha la capilla. Toda esta parte fue diseñada por los caballeros templarios. Otros elementos destacados son la torre del Homenaje, la sala Capitular y el torreón de las Dependencias.

La torre de Jaime es una construcción de planta trapezoidal, construida en el siglo XII por los templarios, sirvió de prisión durante su dominación (1143 a 1308). Posee dos plantas y una terraza. En la planta baja se accede por el cuerpo de guardia adosado al edificio en la última remodelación militar.

La torre del Homenaje es originalmente una torre árabe (siglo X), construida con un aparato muy característico, el opus spicatum, formado por cantos calizos blancos enteros o cortados, reforzados por sillares de gres. Fue habilitada como mansión del comendador. Ocupa una posición privilegiada, centrada entre la Sala Capitular, torreón de los dormitorios y iglesia, pero su dicho aparato la hace diferente a todos ellos. Es de planta cuadrada, de 10 metros de lado. La puerta original abría en alto, en la primera planta y por el lado noroeste. Es de arco de medio punto, formado por siete dovelas regulares. La torre era más alta de lo que vemos en la actualidad, posiblemente con cinco plantas, la inferior ciega, y el resto con aspilleras. En la última planta, hay dos ventanas gemelos, con parteluz y arcos de herradura apuntada, enmarcados por arrabans.

La Sala Capitular-Refectorio es el edificio que, desde su exterior, produce mayor impresión de sencillez de todo el conjunto, pero en realidad esconde una gran sala. Al parecer, se levantó sobre los cimientos de una construcción anterior. Es un gran rectángulo de 35 x 12 metros, con capacidad para albergar a gran número de personas. Su bóveda de cañón apuntado es verdaderamente espectacular.

Uno de sus muros, bajo una gran hornacina, que forma una corta bóveda de cañón, se abre la boca del pozo que da al aljibe, dos canales del interior del edificio bajan desde el techo a través del muro , recogiendo así el agua de la lluvia.

La iglesia está orientada canónicamente y dedicada a San Nicolás, tiene una doble función religiosa y defensiva, con su cabecera integrada en la muralla del castillo, funcionando como una torre más. La puerta se encuentra al nivel del suelo, con guardapolvo y finas molduras a modo de arquivoltas semicirculares, que incluyen entre su temática decorativa un crismón pequeño y de traza simple. Da paso a un templo formado por una sola nave, amplia pero sencilla y sin decoración. Cubierta con bóveda de cañón apuntado que culmina en el ábside. En el centro del ábside, el suelo tiene un agujero por el que se puede bajar a un espacio subterráneo con tres salidas exteriores, vaciado a golpe de pico en el basamento rocoso.

Junto a la torre del Homenaje se sitúa la torre de los dormitorios, construida por la Orden del Temple (siglo XII), aunque, probablemente se levantó sobre un edificio anterior. Es, como el resto de elementos, robusta y de gran envergadura. De dos plantas y sótano, del que parte un sótano que, según la tradición, tenía su salida al río Cinca. Domina el lienzo meridional del castillo y serviría de alojamiento a los monjes militares.

GALERÍAS SUBTERRÁNEAS
Muchas de las leyendas del castillo de Monzón hacen referencia a su red de galerías subterráneas. Se dice que los templarios disponían de ocho galerías subterráneas secretas para salir al exterior. Como ya se ha explicado, el mismo ábside del templo esconde un túnel que comunica, ni más ni menos, que con la falda de la montaña. Al parecer y según una tradición bien extendida, un ramal de este largo pasillo se bifurcaba hasta el claustro de la iglesia de Santa María y otro se introducía en un edificio de la localidad, la Casa Ventura. Las restantes salidas se localizaban en los barrios de la Trinidad y el de Santo Domingo, y un ramal más, subía nada menos que hasta la colina de Santa Quiteria, que corona una montaña de altura superior al del recinto templario. Así, se supone que los templarios pudieron soportar tan largo asedio, ya que contaban con estas galerías subterráneas secretas para salir al exterior.

LEYENDAS
Las galerías subterráneas, parece que sólo fueron importantes en el siglo final a los templarios, sino que Jaime también las conocía. Cuenta una leyenda que se escapó del castillo por uno de estos túneles, llegando hasta el río Cinca, cruzándolo nadando con apenas ocho años de edad.

Otra de las leyendas hace referencia a Jaime y un ermitaño. Según se narra en ella, un día el niño partió con su tutor, el comendador y otros caballeros templarios hacia el santuario de la Virgen de Lascellas, hoy de la Alegría. Al pasar junto a la fuente del Saso, se encontraron con un ermitaño que vivía el próximo templo de Santa Quiteria. El ermitaño invitó al joven príncipe Jaume a sumergirse en el agua de aquel manantial la espada Tizona, que su tutor llevaba, asegurándole: .

HISTORIA
Los orígenes de este lugar donde había habido un poblado ibérico, Mansha, y un posterior romano, Tolous. El momento clave en su larga historia fue la llegada de los musulmanes en 714. A Monzón levantaron una fortificación debido a la importancia estratégica de aquella plaza. Situada en el límite de los distritos de Huesca y Lleida, su control originó algunos enfrentamientos entre los diferentes líderes musulmanes. El año 872, después de la muerte de Musa ibn Musa, legendario jefe de la poderosa familia muladí Banu Qasi, sus hijos extendieron los dominios hasta este castillo. Con Zaragoza bajo el control de los Banu Qasi, Ismail tomó Monzón, mientras su hermano Mutarrif apoderaba el mismo día de Huesca, dominando así la Marca Superior. La reacción del Emir de Córdoba no se hizo esperar y ordenó a Jalaf, señor de Barbitaniya, conquistar Monzón. Así lo hizo y, además, entregó como prisionero a Ismail al emir Muhammad. Puesto en libertad, Ismail volvió a Monzón con ánimo vengativo, ingeniando habérselas para casarse con la hija de Jalaf. Luego, aprovechando el nacimiento de su hijo, invitó a su suegro y ocho cuñados, y los asesinó a todos juntos.

El origen árabe de Monzón viene (del siglo X). El cronista Al-Udrí relató una gran actividad bélica en Monzón durante el primer tercio del siglo X. En el siglo XI había cambiado de manos y pertenecía a los Banu Hud. Fue entonces, cuando la ciudad y el castillo fueron tomados por El Cid Campeador, al frente del ejército musulmán del rey de la Taifa de Zaragoza, al-Mútaman, el año 1083. La vida del Cid está íntimamente ligada a esta fortaleza, en la que quedó bajo custodia durante años su famosa espada, la Tizona. Entre sus célebres señores se citará a Ramiro Sanxes, casado con Cristina, (según los historiadores el nombre era Sol) hija del Cid, y poseedor de la Tizona, que posteriormente sería custodiada dentro de la fortaleza por los templarios. El hijo de Ramiro y Cristina, Garcia, llegaría a ser rey de Navarra y señor de Monzón.

Monzón fue conquistada y perdida por los aragoneses en varias ocasiones. En una de ellas, según cuenta la leyenda, el rey Sancho I de Aragón pagó unos traidores para que se colaran en el castillo e hicieran sonar una campana y, así, sus ocupantes creyeran que las tropas cristianas estaban dentro. Este factor sorpresa fue decisivo para conquistar el castillo el día de San Juan del año 1089 pasó a manos cristianas cuando fue conquistado por el rey Sancho I de Aragón y Pamplona, ​​por su hijo, Pedro I.

REINO DE MONTSÓ
Entonces se creó el llamado Reino de Monzón, que incluía un territorio hasta la Clamor de Almacelles por el este y casi hasta Fraga por el sur. Hay constituyó un pequeño reino independiente rodeado de dominios árabes, incluso con moneda propia, que duró hasta el año 1126, que pasó a manos musulmanas durante cuatro años, pero desde el 1.130 hasta 1.136 fue ocupada de nuevo por los aragoneses, que volvieron a perderla entre 1136 y 1141.

En esta fecha, Ramon Berenguer IV consiguió que la Orden del Temple cediera sus derechos sobre el reino aragonés tras el testamento de Alfonso I el Batallador, a cambio de varios castillos como los aragoneses de Monzón, Chalamera y Montegaudio, además otros en Lleida y varias rentas. A partir de este momento, la encomienda templaria de Monzón se convirtió en la principal del reino de Aragón, su primer comendador fue Guillem de Albashí, y sus dependencias incluían Armentera, Chalamera, Cofita, Estiche, Litera, Ribera, Zaidín y la misma ciudad de Monzón. Estas posesiones produjeron una fuerte disputa con la mitra leridana hasta que, en 1173, quedaron supeditadas al contagio un total de 28 iglesias.

En 1143 pasó a manos de la Orden del Temple, cuando se reformó completamente con la inclusión de murallas, torres, caballerizas, el refectorio y los dormitorios convirtiendo la fortaleza en convento, siguiendo las pautas austeras de los cistercienses. Monzón llegó a ser la principal casa del Temple en la Corona de Aragón, centralizando aquí la comandancia militar. A Monzón se convocaron en numerosas ocasiones las Cortes de la Corona y otras reuniones importantes, como las previas a la conquista de Valencia o los ataques al reino de Francia.

JAUME I EN EL CASTILLO DE MONZÓN
El rey Pedro II murió en el año 1213, en la batalla de Muret, en defensa de sus vasallos occitanos. Su esposa, María, dictó testamento en abril de ese mismo año, e hizo a su hijo heredero universal. El conde Sancho de Aragón asumió la regencia del reino aragonés, y Jaume quedó bajo la tutela de Simón IV de Montfort, líder de la cruzada contra el albigenses. La nobleza aragonesa y la catalana reclamaron al monarca, pero Simón IV se negó a entregarlo. Finalmente, intervino el papa Inocencio III y el niño rey terminó en manos de los templarios, que encomendaron su educación al maestro Guillem de Mont-rodon.

Desde entonces pasó su infancia el futuro rey de Aragón Jaume I conocido como el Conquistador. Antes de llegar a Monzón, fue jurado por la nobleza en las Cortes de Lleida el año 1214. En agosto de este mismo año, con apenas seis años, y hasta junio de 1217 permaneció la tutela de los caballeros del templo, y acompañado de su primo el conde de Provenza Ramón Berenguer.
Dentro de la fortaleza siguió el ritmo de la vida conventual de estos caballeros, y quedó marcado por las enseñanzas templarios. Con nueve años salió de Monzón para ser proclamado rey en la catedral de Zaragoza. Durante toda su vida siguió profundamente unido a la orden templario y en esta fortaleza.

EL FINAL DE LOS TEMPLARIOS
Cuando el papa Clemente V ordenó a los príncipes cristianos el arresto de todos los miembros de la Orden del Temple, Jaime II, rey de Aragón, inicialmente se negó, pero acabó obedeciendo al papa. Ante esta decisión, el comendador de Monzón, Berenguer de Bellvís, se fuerte en este castillo. El ejército real sitió la plaza en 1308. Después de siete meses de asedio, los últimos 19 caballeros templarios de la Corona de Aragón asumieron su fatal desenlace, cuando los hombres del procurador general del Reino, Artal de Luna , tomaron Monzón el 24 de mayo de 1309. Entonces pasó, en 1317 como el resto de posesiones templarias a la orden de San Juan de Jerusalén, convirtiéndose en un pedido de la castellanía de Amposta.

Uno de los comendadores más destacados que tuvo durante el siglo XV fue el poeta y militar catalán hermano Bernardo Hug de Rocabertí, que accedió el 1449.

Durante la Guerra de Separación fue tomado en 1642 por las tropas franco-catalanas dirigidas por Philippe de La Motte Houdancourt y el año siguiente por las tropas castellanas de Felipe da Silva.

https://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_Monz%C3%B3n

Imágenes: Zarateman, ecelan, Hugo S.
Francisco Martinez Arias